La doble cara de Ashwagandha. De adaptógeno milagroso a posibles lesiones hepáticas.

La Ashwagandha, conocida por sus efectos antiestrés, puede causar lesiones hepáticas si se consume irresponsablemente. Su uso prolongado, sin control médico, representa riesgos para grupos vulnerables y puede generar complicaciones hepáticas.

EFECTOS NO DESEADOSHÍGADO

Dianelis Fernández Mena

7/20/20254 min read

Raices de ashwagandha y polvo de ashwagandha en un bowl, encima de mesa
Raices de ashwagandha y polvo de ashwagandha en un bowl, encima de mesa

La Ashwagandha (Withania somnifera) es una planta adaptógena ampliamente utilizada en la medicina tradicional, por sus efectos positivos en diversas condiciones de salud. Las raíces son la parte más estudiada, especialmente en el contexto de trastornos relacionados con el estrés, ansiedad, depresión e insomnio. También se ha investigado su impacto sobre la calidad y latencia del sueño, tanto en extractos derivados de la raíz como de las hojas.

Los beneficios atribuidos a esta planta están relacionados con compuestos bioactivos como las lactonas esteroidales (withanólidos y withaferinas), las saponinas, con grupos acilo adicionales (sitoindósidos VII y VIII), y los withanólidos glucosilados en el carbono 27 (sitoindósidos IX y X).

Estos compuestos han sido utilizados como marcadores en numerosos estudios clínicos y preclínicos. En particular, los sitoindósidos VII–X y la Withaferina A muestran una potente actividad antiestrés. Además, los extractos estandarizados con un contenido del 2,5 % de withanólidos han demostrado reducir el cortisol e incrementar la serotonina en individuos sanos con síntomas leves o moderados de ansiedad, mejorando significativamente su estado emocional.

Durante 2020 y 2021, muchas personas comenzaron a consumir Ashwagandha como una herramienta para aliviar los síntomas de estrés, ansiedad y depresión derivados del confinamiento por la pandemia de COVID-19. Estos y otros beneficios atribuidos a este compuesto han generado un crecimiento sostenido en el consumo de esta planta como suplemento nutricional, gracias a sus reconocidas propiedades adaptógenas.

Sin embargo, debido a que los controles sobre el uso y abuso de suplementos nutricionales son menos rigurosos que los aplicados a los medicamentos, su consumo puede convertirse en un riesgo potencial cuando se realiza de forma irresponsable. Además, los suplementos dietéticos no están regulados como los fármacos, lo que dificulta saber con certeza qué cantidad de los compuestos bioactivos de la planta están realmente presentes en un suplemento determinado, o si están presentes en absoluto.

¿Puede la Ashwagandha provocar lesiones hepáticas?

La Ashwagandha (Withania somnifera) contiene compuestos bioactivos como withanólidos y withanósidos, que han demostrado efectos terapéuticos en diversos estudios. Sin embargo, también se han reportado casos de lesión hepática inducida por su consumo, especialmente en suplementos con extractos concentrados.

Los withanólidos, como la withaferina A y la withanolida A, son rápidamente absorbidos por el organismo. Estudios en modelos animales han demostrado que alcanzan su concentración plasmática máxima aproximadamente 20 minutos después de la administración oral, con una semivida de eliminación cercana a 1 hora.

Además de la absorción directa, el microbioma intestinal desempeña un papel crucial en la activación de ciertos compuestos. Los withanósidos glicosilados, que son formas conjugadas de withanólidos, requieren un proceso de desglucosilación, mediado por enzimas microbianas para liberar el aglicón activo. Esta transformación es esencial para que ejerzan su efecto biológico.

Aunque la mayoría de los estudios preclínicos realizados con esta planta sugieren efectos hepatoprotectores, en dosis bajas, se han documentado casos clínicos de hepatitis aguda, colestasis y daño hepatocelular, tras su uso prolongado o en combinación con otros suplementos.

En dichos estudios, no se observaron problemas de inocuidad cuando se utilizaron extractos de Ashwagandha durante un máximo de tres meses. Los efectos secundarios más comunes suelen ser leves e incluyen malestar estomacal, heces blandas, náuseas y somnolencia. Sin embargo, no está claro si su consumo es seguro durante períodos más prolongados.

Algunos estudios indican que la Ashwagandha puede influir en la función de la glándula tiroides, lo que podría generar interacciones con medicamentos para el tratamiento de trastornos tiroideos. También se ha reportado que puede interactuar con fármacos para la diabetes, la hipertensión, sedantes y medicamentos inmunosupresores, lo que requiere precaución en pacientes bajo tratamiento farmacológico.

En Dinamarca, la Ashwagandha ha sido prohibida, ante preocupaciones sobre su posible relación con lesiones hepáticas y su potencial para inducir abortos, debido a su impacto sobre los niveles hormonales.

Aunque este efecto no ha sido confirmado por estudios clínicos concluyentes, se ha citado su uso tradicional con fines abortivos en países como China e India. No se conoce con qué frecuencia se ha utilizado con este propósito ni si aún se practica, y este efecto no ha sido estudiado en profundidad.

Raices de ashwagandha, sobre un plato en una mesa
Raices de ashwagandha, sobre un plato en una mesa
¿Para quién puede ser peligrosa la Ashwagandha?

Aunque la Ashwagandha generalmente se considera un producto natural seguro, su uso está desaconsejado en ciertos grupos vulnerables. Esto incluye:

  • Mujeres embarazadas y lactantes

  • Niños y adolescentes menores de 18 años

  • Personas con úlceras gástricas

  • Pacientes con enfermedades hepáticas, agudas o crónicas.

Esto se debe a que sus compuestos bioactivos pueden influir en las secreciones del tracto digestivo y en el metabolismo hepático, lo que podría agravar condiciones preexistentes.

Señales de alerta: posibles síntomas de complicaciones hepáticas

Si ha consumido Ashwagandha en forma de extracto, suplemento o cápsulas, es importante estar atento a síntomas que podrían indicar daño hepático:

  • Piel y ojos amarillentos (ictericia).

  • Dolor o hinchazón abdominal.

  • Hinchazón en piernas y tobillos.

  • Picazón persistente en la piel.

  • Orina de color oscuro.

  • Heces de color pálido.

  • Fatiga crónica.

  • Náuseas o vómitos.

Si usted tiene antecedentes de enfermedad hepática, es recomendable, consultar a un especialista antes de iniciar el consumo, realizar controles periódicos de función hepática (ALT, AST, bilirrubina), no combinar Ashwagandha con otros suplementos sin supervisión médica, comenzar con dosis bajas y evitar la extensión del uso más allá de 8 a 12 semanas, sin evaluación profesional.